El perro ha sido reconocido desde siempre como “el mejor amigo del hombre”, y es que, tradicionalmente, el perro ha ayudado al hombre en tareas como el pastoreo de ganado, la caza, la vigilancia a parte del cariño que nos ofrece. Pero, a medida que pasa el tiempo, las cosas cambian y evolucionan y con ello el rol de los perros también. La fidelidad y el compañerismo del perro han aumentado, de forma que a día de hoy se le considera como un miembro más de la familia en vez de un simple objeto o una simple propiedad.
¿Por qué hemos afinado este sentimiento?
No solamente no nos enjuicia, ni nos encasilla, sino que también nos ofrece un cariño incondicional, de ahí a que hayan cerca de 5,5 millones de perros en los hogares españoles.
En un mundo ajetreado en el que apenas tenemos tiempo para nosotros mismos, los perros de compañía nos ofrecen un sentido emocional que a día de hoy nos cuesta encontrar en cualquier sitio.
Son nuestros mejores terapeutas, su sola presencia, la capacidad de respuesta al contacto humano al igual que la sencillez de sus peticiones nos crea un vínculo afectivo que incrementa cada vez más.
¿Por qué un perro?
Los expertos dicen que convivir con un animal de compañía puede ayudar a reducir el nivel de estrés, incrementar la autoestima e incluso mejorar el nivel de estima, afecto y simpatía entre los individuos del hogar.
La mayoría de los dueños de los perros señalaron que el motivo de tener un perro era por la relación de compañerismo que se creaba con el propio animal. Además de todo esto, el perro es sumamente inteligente.
Independientemente de su adaptabilidad y de su carácter amigable, el perro puede traer a la salud consecuencias positivas. El perro, como animal de compañía, supera a la mayoría. Ha ayudado al hombre en diversos ámbitos (sociales, culturales, personales etc.) como guías de personas ciegas, como apoyo policial, en operaciones de rescate y en áreas de detención de narcóticos entre otros.
El perro puede servir para mejorar la calidad de vida de aquellas personas que padezcan una incapacidad o que necesiten algún tipo de cuidado (el labrador retriever y el Golden retriever representan una de las principales razas que favorecen la mejora de aquellas personas con discapacidad física o simplemente elevan la calidad de vida de aquellas personas con limitaciones).
Hemos visto que la compañía de un perro ofrece beneficios psicológicos, físicos y también fisiológicos y que las personas, cerca de ellos, sienten un consuelo y un cariño así como un bienestar que hace mejorar sus vidas: los perros pueden ayudar a las personas con incapacidades en la actividad auditiva, pueden alertar de sonidos de alarma de fuego, alertar del timbre de la puerta, del llanto de un niño… Pueden ayudar a las personas con incapacidad en la actividad visual, pueden ayudar a levantarse de la silla o de una caída.
En definitiva, para los perros de compañía no hay diferencias: ni de raza, ni de sexo, ni de capacidades. Éstos aportan un verdadero beneficio tanto para los incapacitados como para los capacitados.
Los perros pueden ser un gran soporte para iniciar a una persona hacia su independencia así como para mejorar su vida personal. El beneficio que éste presenta a la sociedad es relevante: aumento de autoestima, aumento del sentido de la responsabilidad, respeto por los demás seres vivientes… y como dijo Arturo Pérez-Reverte respecto a los perros:
“Nadie que no haya convivido con uno de ellos conocerá nunca, a fondo, hasta donde llegan las palabras generosidad, compañía y lealtad”.